Escribiendo Tierras Altas, una aventura en las tierras bajas

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El Highlander

Finalmente el extraño y luminoso día llegó. Hijos de Danna no solo vio la luz, sino que desde la historia y el arte le gustó a mucha gente que no jugaba Mitos y Leyendas TCG.

Junto a los tradicionales mensajes de odio también llegaron felicitaciones, lo que se sintió muy bien,  para variar. Entre estos mensajes estaba el de alguien a quien hoy considero un amigo:  Adrian Mathieson. Oriundo de Inverness en la lejana Escocia. Por entonces el tipo era un profesor serio, con dos pequeñas publicaciones poéticas y una  sobre recursos pedagógicos. Si les digo que también toca guitarra y banjo en una banda punk  capas que se hagan  una mala idea de él.

Se presentó diciendo que estaba enseñando en  un colegio bilingüe, y que usaba mitos gaélicos y escoceses para enseñar. Y que tenía algunas sugerencias. Conocía el establecimiento, así que me hice un tiempo, es decir, me fugué de la universidad y fui a  la reunión.

El tipo debía de tener como cuarenta y bastantes por ese entonces, sigue pareciendo de  la misma edad hoy. Hablamos unos veinte minutos  antes de entrar al tema. Los temas fueron de lo serio a  lo gracioso y de  ahí a lo extraño. Educación, colonialismo británico, idiomas, cultura  celta y  celtismo pop, punk, punk, punk y entonces comenzó a hablarme de las hadas de las Tierras  Altas.

No solo eso, sino  que por ese entonces conocí la historia del misterioso Robert Kirk, el autor de  La Comunidad Secreta, libro que toca las relaciones entre hadas y humanos, la llamada segunda visión  y los polsterigeist,  en su versión gaélica, claro está.

-Flores- me dijo -tienes que hacer una edición sobre Escocia y sus misterios,  quedará más lúgubre que Mundo  Gótico.

Cabe destacar que conocía Mitos y Leyendas TCG por uno de sus alumnos de tercero medio. Igual dudé,  conocía algunos mitos por la investigación de Hijos de Danna, que de lúgubre tiene poco. De todas formas le dije que sí, me prestó un par de textos geográficos y volví a  mis quehaceres.

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Luminosa oscuridad

Como me  pasa al menos tres veces  al  día, yo estaba equivocado. Si habían sombras profundas en las montañas. Partamos con el buen Kirk, quien fue un eclesiástico, demonólogo y folklorista escocés  que vivió en la segunda mitad del siglo XVII. Su tratado,  si bien de manera breve, su creencia en la existencia cierta de los “habitantes subterráneos” también llamados seres feéricos, faunos y elfos. Explica por encima sus poderes y cualidades. Más allá del libro, la muerte del buen pastor también está envuelta en un misterio y los  lugareños cultivaron  la creencia de que se  trató de una  venganza por parte de los seres crepusculares, a quienes había delatado. Fue encontrado en Fairy Knowey o Colina de las hadas,  casi  sin  ropas, y sin herida alguna. 

Con eso  bastó para convencerme, en la extensión me apoyaría en el ciclo del Ulster irlandés como trampolín para saltar más al norte.

Después de hurgar  entre bestiarios, libros incompletos y tratados académicos, me  hice una idea. En Escocia encontramos una rica mitología basada en ciertas leyendas celtas, nórdicas y continentales, sin contar el imaginario de lo que fueron los reinos pictos. Leyendas y personajes que han ido animando el folklore nacional, aportando así tradiciones que incluso a día de hoy perduran.

La  colonia celta,  llamada la Dalriada tiene mitos similares a los del Ulster en Irlanda, mientras que en  otras zonas fueron de influencias  germánicas.

La mitología escocesa está plagada de leyendas que han pasado de generación en generación, legado de los pueblos que a lo largo de los siglos han morado en el país. Monstruos marinos que arrastran a sus presas al agua, focas que se transforman en bellas mujeres, luces que alejan a los viajeros de los caminos conocidos.

Manos a la obra

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Si bien mucho de los humanos que aparecen en la edición son figuras semimíticas o  de plantó históricas, la mayoría de los personajes que aquí vimos son folklóricos, contradictorios en  esencia y sobre todo: parte de una tradición oral.

Revisé algunas cosas, consulté con  los ilustradores. Algunos querían seguir con los Fomor versus dioses, que vimos antes, así que busqué un punto para hablar de cierto orden en el mal, entonces encontré apoyo en dos figuras esenciales en el joven  cristianismo: las  serpientes. Crom Cruach, no el irlandés céltico, pero tal como aparece en poema épico llamado Dindsenchas.

Crom en este sentido es una representación de Moloch hecha por estos primeros cristianos. Pues aniquila el futuro, la fruta nueva, los niños. Fue encontrado algo muy fuerte por mis editores, así que lo bautizamos la Serpiente Negra. La serpiente roja, sería una replica de una deidad Akkadia, que pasó a ser demonio durante la estadía de las Legiones romanas en Bretaña. Musḫusu, su nombre original parece haberse perdido porque esta denominación es bastante burda: Feroz Serpiente Roja.

El misticismo céltico de la hermandad del Golden Dawn identificaba a la serpiente como un símbolo omnipresente y ambivalente. Dicho esto, esas serpientes representan dos caras del mal y dos tipos de magia negativa o contraria a la vida: Negra y Roja, Muerte y Guerra, Inacción y Violencia.

Pero esto solo es una parte de las muchas magias que quisimos poner en esta expansión turbulenta y llena de acción. Seres feéricos, magias,  fantasmas, eso  más el conflicto entre  Scots,  Pictos, Sajones y Vikingos, y el surgimiento del reino  de Alba le dio un sabor único, pero que se me hizo muy breve,   quizás algún día pueda  hacer una edición completa de aquellas aguerridas regiones.

Eso pues, se me cuidan y cuidado  con las hadas.