II
Los dragones son animales curiosos, de pequeños son delicados y frágiles, se les educa para tener miedo a todo lo que se mueve, pero a medida que crecen y se hacen fuertes van recibiendo dos nuevas ideas en su psiquis: la primera es que se les dice que son el predador supremo, que no existe nada más grande y peligroso que ellos. La segunda idea es aún más peligrosa, pues los dragones de las familias más nobles son educados en la creencia herederos de una casta de conquistadores y dominadores de la tierra. Esa mezcla de miedo y soberbia es lo que los hace especialmente dañino para las otras especies.
Aquel que llaman Demonio es un ejemplo extremo, y desde su escape ha recorrido las cosas del mundo conocido, incendiando poblados y contaminando la tierra con su magia arcaica y prohibida. La Corte de la Furia escogió un campeón, un joven dragón de la casa de Magma. Pero su misión ha sido trabada por la presencia de muertos vivientes que amenazan las tierras ancestrales de su tribu.
Un temor profundo llenó el primer encuentro entre Magma y Demonio, pues el joven ser pudo ver como la monstruosa figura recorría los Acantilados Negros, aquella terrible bestia, el asesino de Killgarrah, traidor a su especie, era capaz de arrancar un Behemot de la tierra y darle muerte ahí mismo. El fuego del dragón de fuego se congeló y tuvo que aceptar la verdad: sería incapaz de triunfar si lo enfrentaba directamente.
El gran reptil voló desconsolado siguiendo los ríos que llevan hacía el sur. Se detuvo ante una ciudad humana, pudo ver como un ejército de esqueletos rampantes atacaba a sus desprevenidos habitantes. Intentó ignorar la escena, pero sabía que aquellos muertos caminantes hacían más fuertes a su enemigo y se arrojó contra ellos. Con su aliento llevó la destrucción a sus enemigos, pero cada vez parecían ser más. No tardó en ser rodeado, y pinchado por numerosas lanzas que herían su piel y espíritu.
Estaba a punto de cerrar sus ojos cuando pudo sentir una gran bola de energía pasar sobré él, aquella de cantidad de magia era única en su clase. No era ni demoniaca ni celestial, era claramente humana.
—Joven dragón estás entre amigos—dijo el anciano—, no me conoces, pero tu familia es mi aliada.
¿Humanos aliados? Reconoció la bandera del Pendragón ondeando en una de las torres. Eso significaba que aquel era Merlín, el semidemonio.
—Nunca me había pasado algo así—dijo Magma con vergüenza.
—El enemigo que enfrentamos es más fuerte que nosotros—reconoció el mago—, el miedo ha herido nuestros corazones, orgulloso príncipe.
Magma sintió la insolencia de aquel pequeño ser, pero sabía bien que no triunfaría en un combate directo, además tenía razón: había mucho miedo en su cuerpo.
—No vencerás siendo quién eres hoy—continuó el hechicero—, te daré lo que necesitas para derrotar al Dragón Demonio, y tu nos devolverás el favor, con magia.
¿Qué será lo que aquel mago demente quiere hacer? Se preguntó, pero si aquella criatura podía ayudarlo, lo agradecía. Tras el hombre surgieron dos siluetas diaconices, una blanca y otra roja.
—Tendrás que fundir tanto tu cuerpo, como tu alma con uno de los viejos dragones, si lo resistes, podrás combatir al demonio.
Realmente no tenía elección alguna. Debía transformarse en el Y Ddraig Goch. Sintió un golpe en su frente, pronto fue incapaz de mantener los ojos abiertos. Estrelló su cabeza contra el suelo. Sintió la mano del mago sobre su cabeza.
—Esta noche la luna será único testigo de tu cambio.
A pesar de ser incapaz de ver, presentía una iridiscencia próxima, un brillo cuya fuente no reconoció al principio, hasta que se dio cuenta de que provenía de él mismo.
Cuando despertó pudo ver que la guerra ya consumía la ciudad, scarbos, insectos gigantes y semidemonios acosaban a la humanidad. Algunos de sus hermanos combatían del lado humano, reconoció a la valiente líder de las dragonas de plata. Demasiados dragones juntos iban a atraer al gran predador, lo sabía.
Las alas de Demonio aletearon a modo de tormento huracanado, inmenso, poderoso y despiadado. Nadie tendría una chance en su contra, se puso de pie. Sus patas se sentían más fuertes, vio la punta de sus alas y las sintió lejanas. Había crecido aún más de lo que había soñado.
—¡Traidor!
El grito del nuevo Y Ddraig Goch se escuchó en toda la cuenca de Camelot. No, ya no era más pequeño, y ya no estaba poseído por aquel miedo que le habían inculcado de joven. Ya no era el más joven de la casa de Magma, ahora el mayor de los dragones rojos. Se lanzó al aire sin pensarlo mucho, Demonio ya había peleado con grandes dragones antes. Había asesinado a Kilgarrah, rey del bosque negro, había consumido la carne de los dragones de la selva y dado caza a los hijos del viento.
Los colosos soltaron mordiscos, y usaron su aliento de fuego. Pero existía una gran de diferencia entre ambos seres, el vínculo con la tierra. Demonio ya había entrado en Hades, y su magia se ligaba a la sombra profunda, mientras que el gran dragón rojo ardía con el poder del día, del suelo y el corazón férvido del planeta.
El miedo se apoderó de Demonio, la derrota no era una posibilidad, se lanzó en picada contra el gran ser que lo atacaba. Un estallido de luz envolvió todo su mirar, pero el estar cegado no lo iba a detener.
No hay nada peor que ser pequeño, recordó el wyrm infernal, no hay nada peor que tener miedo, no hay nada peor que sentir eso por la eternidad. Al abrir los ojos se dio cuenta de que era sostenido por un ser enorme, al cual a duras penas podían dar forma.
—Gracias por regresar voluntariamente.
Así sonó la voz de Hades mientras contemplaba al escapado monstruo y un grito desesperado se perdía en las bóvedas del inframundo.
Les compartimos tres cartas que componen esta historia, ¿qué les parece? ¿Seguimos con estas historias?
Ojalá puedan seguir sacando relatos del Lore en el blog!
Yo sigo esperando secuela de la novela MYL y el libro HK.
Saludos!