I Abracemos la palabra nada, pues eso es lo único que había antes del del comienzo: nada, ni tierra, ni cielo, ni estrellas, ni firmamento, sino únicamente un mundo nebuloso, impreciso y amorfo, y un mundo de fuego, que no dejaba de arder. Al norte se extendía el mundo de nieblas, Niflheim, donde once ríos…