“En el alma de las personas, reside la voluntad para dar poder al bien y el mal.”
Si hay un pensamiento que ha ocupado la mente humana a lo largo de los milenios, es la idea de saber que es bueno o malo para nuestro ser, o bien, para quienes nos rodean. Esto va determinando la forma en que entendemos la realidad, y actuamos en consecuencia.
Durante la historia, se han intentado dar explicaciones a la naturaleza de la humanidad respecto a la moral y la ética. Una de ellas, da sentido a la maldad de la persona, en base a las pasiones malignas que pudiese emerger del alma. Esos son los llamados Pecados Capitales, aquellos errores que según escritos esotéricos, privarían a la persona de la entrada al paraíso. Cada uno de estos pecados, esta representado por un gran señor del averno, que además de ser su principal difusor, es su fiel representación arcana.
Lujuria
Es el placer sexual buscado de forma egoísta, de modo que ignora casi por completo a la persona con quien lo practica. Quien peca de lujuria, desea la gratificación personal, y de manera rápida. De todos los demonios que incitan a este pecado, Asmodeo es quien mayor facilidad tiene para corromper a las personas. El sabe que los sentidos son muy susceptibles a los encantos, y pondrá a tu alcance los gustos que desees, a costa de tu alma, ética y moral.
Gula
Describe el desmesurado deseo por comer o beber en exceso, llegando a acaparar grandes cantidades de bienes, con la mera idea de satisfacer su deseo, cosa que nunca acaba. Esto afecta tanto en la parte mental como física, llegando a penetrar el propio espíritu. Si hay un demonio que sabe como sembrar este pecado a la perfección, ese es Belcebú. Amparado por un enjambre de moscas, es la fiel esencia de este pecado, probando que el hambre no hace distinción entre nada, especialmente si ello ofrece la oportunidad de saciar un apetito eterno.
Avaricia
El placer de tener lo que se desea es algo que cualquiera llega a experimentar. Sin embargo cuando ello se lleva al extremo de poseer más de lo que se necesita, se convierte en la esencia de la Avaricia. El gusto por querer más y más, se va convirtiendo en la motivación de vida de la persona, corrompiendo tanto la mente como el espíritu. En el peor de los casos, puede llegar a anteponer la riqueza por sobre la vida, tanto propia como ajena. El malévolo demonio Mammón sabe muy bien el significado de estas palabras, haciéndolas su sello demoniaco distintivo, ante quienes osen invocarlo.
Pereza
La mera idea de una tarea de gran envergadura, puede significar un buen desafío para varias personas exitosas. Por otra parte, el dar un paso al costado, bien podría ser sinónimo de prudencia en varios casos, con el fin de asegurar seguridad o reflexión. Sin embargo, cuando la negativa surge al ser encomendadas las tareas más simples, hace su aparición la Pereza. Esto incluso puede proyectarse en forma de procrastinación, lo que conllevaría consecuencias graves, si no se actúa. Bien sabe esto el terrible Belphegor, quien puede darte más de un motivo, para alejarte de una misión u obligación, con el fin de hacer más maleable tu espíritu a las manipulaciones infernales.
Ira
Si la venganza es aquel mal que mata el alma o la envenena, la ira es su estado máximo de expresión. Obrar con tal de lastimar a otra persona, en base a una idea supremacista, o un ideal egoísta, son algunas de las bases que sustentan este pecado. Bajo la idea de una justicia que ofrece una vaga retribución, donde la satisfacción por acallar aquella voz que nos ha ofendido, se manifiesta la ira que corrompe los márgenes de lo legal, y incluso la propia vida. Belial, su demonio distintivo, sabe bien como profanar con odio el corazón de las personas, llevándoles a actuar con alevosía y sin reparos, en discusiones o contiendas, cuyos motivos son tan ciegos como la propia guerra que provoca.
Envidia
Si hay un veneno que corrompe con mayor rapidez que cualquier ponzoña en la tierra, ese es el que se acompaña de la Envidia. Experimentar el resentimiento, en base a la contemplación del éxito ajeno, es algo que más de alguna persona habrá sentido en su vida. Sin embargo, cuando ello se percibe como algo nocivo para si, viéndolo como un atentado a la excelencia personal, caemos en la peor cara de este pecado. Si ello esta en manos de la persona que creemos es la errónea, nuestra mente pensara en la forma de proceder en su contra, para que no lo posea. El feroz Leviatán sabe lo sensible que es la mente humana a los gustos mundanos, y sabrá como desviar tus talentos, en favor de una causa que te llevara a mancillar tu alma.
Soberbia
Si hay un pecado que sobresalga por encima de cualquiera de otro, es por su propia naturaleza de querer hacerse valer por encima de todo, con todo, y por todo. Un gusto por vanagloriarse por los atributos o dones propios, dándose a entender como alguien superior, que no admite a nadie por encima de esa persona, ni siquiera un poder divino. Ese es el aire que acompaña a la Soberbia, un pecado tan grave, que puede llevar a destruir a aquello que engrandece nuestro espíritu, como la familia. Si hay un demonio que describa con su actuar este pecado, es el que encabeza las huestes del averno astral, Lucifer. En sus manos, cualquier persona incauta podría alcanzar la gloria, en base a una cruel ilusión, bajo el precio de su alma, y una eternidad de dolor bajo las llamas, y la oscuridad.
Palabras al Cierre
Muchas son las formas en que la humanidad ha experimentado en sus vidas, la esencia de los pecados capitales. En mayor o menor medida, estos actos acaban por restar valor a nuestra moral y ética, alejándonos de un legado digno de narrar. Algunos de los peores males de la historia, han estado vinculados en esencia, a estos pecados:
- Lujuria: Violaciones, abusos, e inmoralidades.
- Gula: Hambrunas, acaparamientos, e inanición.
- Avaricia: Desigualdades sociales, robos, y apatía.
- Pereza: Ineficacia laboral, inequidad, y problemas de salud.
- Ira: Guerras, adoctrinamientos, y asesinatos.
- Envidia: Complots, humillación, y perjuicios.
- Soberbia: Ideas supremacistas, esclavitud, y genocidios.
Si bien los pecados son un artificio creado para representar los grandes males de la sociedad, ello también refleja en parte de aquello que resta grandeza a nuestro ser. El poder sobreponerse a cada uno, en cada reto que nos proponga la vida, dará pie a una oportunidad de ser mejores, y triunfar ante aquello que intente restar valor a la gran persona que tu puedes ser.
“De la misma forma que obra el acero con la carne, así actúa el poder marcando el espíritu”