“De las tierras que alcanza tu vista, se alza la victoria de un trabajo hecho con esmero. Sin importar el desafío que ante ti se alza, siempre da lo mejor de ti, en todo, con todo, y por todo. Es así como se alcanza la magnificencia de la vida. Así logramos hacernos un nombre de leyenda en esta existencia. Esa es la forma de dejar una huella eterna, a los ojos de la humanidad. Éste es el legado, del ducado de Borgoña.”
Bonjour mes amis. Un gran gusto poder encontrarnos de nuevo en un nuevo articulo. Como hemos podido ver hasta el momento, la Guerra de los 100 años ha sido un conflicto de muchos contrastes. En su desarrollo, muchas facciones dejan pensantes nuestras mentes, reflexionando sobre el curso que tomaron muchas de sus acciones. Una de las protagonistas de esta lucha, quizás la hayas conocido previamente. Vista generalmente como la fuente de los problemas de Francia durante la guerra, fue también uno de los territorios más poderosos del mundo en su momento. Una tierra cuya prosperidad rivalizaba con el de un reino entero, y cuyos lideres dieron a su tierra, un legado de grandeza. Hoy les presentamos el ducado más rico y poderoso de Francia en su tiempo: Borgoña.
La joya ducal
Desde tiempos previos a la guerra de los 100 años, Borgoña era considerado un pequeño ducado con ansias de consolidarse como potencia. Esta tierra habia sido refugio para muchas mentes prodigiosas de la epoca, quienes vieron en el mecenazgo borgoñon, una oportunidad para desarrollarse como grandes personas. El amparo que ofrecio el ducado de Borgoña a muchas personas, favorecio el desarrollo del arte, de la ciencia, y del comercio. Gracias a ello, la gente de Borgoña vio como con el tiempo florecia la grandeza de sus tierras. Eso si, ello vino de la mano con la gestion de los duques, que guiaron la prosperidad de Borgoña.
El primero de los grandes duques de Borgoña, fue el hijo del rey Juan II de Francia, Felipe II, el Atrevido. Al ser capturado en Poitiers, el monarca francés entrego el ducado de Borgoña a su hijo. Además de ligar el ducado a la corona francesa, Felipe aprovecho de entablar relaciones con diversos condados, lo que hizo a Borgoña uno de los territorios más poderosos de Francia.
Al heredar el ducado de su padre Felipe II, Juan Sin Miedo se preocupo por sentar las bases de un gobierno ducal, aun más poderoso que cualquiera de la época. Esto lo logro fomentando el trabajo exhaustivo de las tierras a su disposición, asignando un modelo menos feudal, y más libre para su gente. Promovió el desarrollo de las ciencias, así como de las artes, lo que llevo a Borgoña a una posición de prestigio económico e intelectual único en Francia. Todo esto haría del ducado una gloriosa referente de grandeza, que eclipsaba a la misma corona francesa.
Desde luego, a fin de asegurar un buen apoyo de la monarquía francesa, en base a la linea hereditaria de la que provenía su padre, Juan Sin Miedo intentaría reafirmar su rol en la corte de Francia. Por desgracia, no era el único con ese plan.
Luis de Orleans, quien era otro duque muy cercano al poder de la corte, competía constantemente con Juan Sin Miedo. Debido a la creciente influencia que ganaba Borgoña, Luis empezó a desviar fondos de la corona francesa, para usarlos sin escrúpulos, en contra de su rival. Las grandes sumas de dinero que dilapidó, las uso para dañar la honra de Juan Sin Miedo, de todas las formas posibles. Calumnias, insultos, extorsión, e incluso humillaciones publicas, son algunas de las artimañas que usaron para perjudicar a Borgoña, a través de su amado duque. Ya sin paciencia en su humanidad, Juan ordeno el asesinato de Luis de Orleans, ganándose de paso, el odio de la familia entera del duque: la casa nobiliaria Armagnac. El constante combate entre Borgoña y Armagnac, seria uno de los trasfondos más importantes, que existirían durante la Guerra de los 100 años.
Guerra civil
Los constantes prejuicios y calamidades que se dedicaban mutuamente tanto Armagnac como Borgoña, fueron escalando en magnitud, hasta que un punto que ello llego a determinar el curso de hechos clave para Francia. Uno de ellos, tuvo relación con la regencia de los Paises Bajos, los cuales constantemente eran objeto de discordia entre Borgoña y Francia. Las disputas llegaron a un punto álgido, cuando los Armagnac, pasaron a ser incitadores en la revuelta de Otheé. Juan Sin Miedo, además de apaciguar el alzamiento, hizo que Carlos de Orleans, hijo del difunto Luis, le pidiera disculpas por los desmanes que su gente causo. Un gesto que tenia más de un simbolismo, pues en esta historia, ello no era más que un medio, para lograr un fin. Al hacer esto, no solo el joven heredero del duque de Armagnac se arrodillaba ante Borgoña. Lo hacia también, con ello, toda la facción de Armagnac, y sus partidarios, cosa que avivaría los ánimos aun más de lo que se esperaba.
El continuo choque de enemistades entre Borgoña y Armagnac, desataría serias consecuencias para toda Francia. Fiel testamento de ello, fue la Batalla de Agincourt, que más allá de ser una milagrosa victoria en favor del rey Enrique V, fue la demostración de un ejercito cuyo mando no tenia cancha, tiro o lado. Aun siendo superiores a Inglaterra en ese combate, el mando estaba coordinado por tres duques, dos de ellos eran Juan Sin Miedo, y su odiado rival, Carlos de Orleans. Hastiado por tener que luchar junto al asesino de su padre, Carlos llevaría la contraria a todas las sugerencias tácticas del duque de Borgoña. Debido a que el mando del ejercito francés estaba en manos de un triunvirato ducal, las ordenes podían aceptarse, anularse, o incluso, modificarse. En base a esto, el mando pronto traiciono a las tropas en combate. Borgoña no tomaría parte de esta lucha, a fin de mantenerse lejos de un equipo que no daba apoyo a sus sugerencias. Así fue, como carente de orden o guía táctica, el ejercito francés sucumbiría ante una hueste 6 veces inferior en número.
La incompetencia de los lideres franceses, desato la ira del pueblo francés, llevándoles a manifestarse abiertamente contra quienes tenían el poder en aquel entonces, la facción de Armagnac. El instante de inflexión, fue cuando la gente de Paris, amparado por simpatizantes de Borgoña, organizaron una revuelta general, dejando la ciudad completa a disposición de Juan Sin Miedo. Un acto que además de reorganizar para mejor el quehacer general de Paris, también genero que naciera enemistad entre Borgoña e Inglaterra, debido a que ello contradijo la alianza entre Juan Sin Miedo, y Enrique V. Intentando reconciliar a Borgoña con Armagnac, el duque convocaría una reunión en el puente de Montereau, con el hijo del rey Carlos VI, el Delfín de Francia. Poco hacia presagiar, que ese intento de pacificación de rencillas entre facciones rivales, seria el pretexto perfecto, para que los Armagnac se abalanzaran sobre Juan Sin Miedo, y pusieran fin a su vida, en un acto de similar calaña, a como el lo haría tiempo atrás, al iniciarse en la política.
El asesinato de Juan Sin Miedo, desato una guerra civil total en Francia. Armagnac y Borgoña no verían paz entre si, por muchos años. Por si fuese poco, el sucesor del duque de Borgoña, Felipe III “El Bueno”, continuaría el legado de su padre, logrando un poder sin precedentes en la época, para un ducado.
Como venganza por la muerte de su padre a manos de los Armagnac, Borgoña se alió con Inglaterra, en contra de Francia. De esta alianza, se pronunciaría la humillación más grande hacia Armagnac, pues al redactarse el Tratado de Troyes en 1420, Felipe El Bueno se aseguro que no quedase ningún cabo suelto. Participe directo en la redacción del documento, el duque de Borgoña sugirió que se apartase al Delfín de Francia, de la linea de sucesión, para así asegurar la corona francesa para Enrique V, y a sus descendientes. Una maravillosa jugada, al más puro estilo borgoñón.
Las agudas estrategias y excelente gobierno de Felipe El Bueno, le asegurarían a Borgoña una gran prosperidad, que se extendería tiempo después de que la guerra acabe. Entre tantas riquezas, tanto económicas, como artísticas y científicas, el duque de Borgoña forjaría un autentico legado de leyenda. A fin de reconciliar a la monarquía francesa, con el ducado de Borgoña, Carlos VII promulgo el Tratado de Arras, en 1435. Este importantísimo documento, dio fin a las hostilidades entre Francia y Borgoña, en base a acuerdos de gran impacto para el ducado:
- El ducado de Borgoña, quedaba exento del pago de impuestos, a la corona de Francia.
- El propio monarca ofrecería disculpas al duque Felipe III de Borgoña, por el asesinato de su padre Juan Sin Miedo, condenando a muerte a sus asesinos.
- Concesión de tierras en favor de Borgoña, y el reconocimiento de territorios conquistados por el ducado hasta ese entonces.
- Renuncia de la alianza de Borgoña, con Inglaterra.
- Reconocimiento de Carlos VII, como Rey de Francia, por parte del ducado de Borgoña.
Después de tantos años de rencores, el odio entre Armagnac y Borgoña se esfumo con los vientos de esperanza. Ahora, por fin, Borgoña y Francia luchaban juntas contra Inglaterra. Gracias a esta alianza, Felipe El Bueno traería el fin de las hostilidades entre Borgoña y Francia, asegurando de paso, una edad de oro para su ducado. Los logros que consiguió, le valdrían el merecido titulo de “Gran Duque de Occidente”.
Palabras al cierre
A lo largo de toda una guerra, hemos podido comprobar lo destructivo que puede ser la ambición por el poder. No solo deja un amargo sabor para quienes se enfrascan en conflictos relacionados con ello, también supone el surgimiento de los sentimientos y problemas, que contaminan a la humanidad:
- Enemistad
- Suspicacia
- Prejuicios
- Errores
- Recelo
- Amargura
- Narcisismo
- Zonas de conflicto
- Aflicción
Muchos son los males que pueden corromper el buen curso al que podría encaminarse la gente. Desde luego, aun siendo graves o varios los tormentos que podríamos enfrentar en la vida, siempre habrá esperanza.
Buen artículo! el blog ha sido una de las mejores ideas de la época Klu.