“La emoción más fuerte y antigua de la humanidad, es el miedo, siendo el más antiguo y fuerte, el miedo a lo desconocido”
La más grata bienvenida, querido publico, a una nueva instancia de lectura creada con esmero para ustedes. El día de hoy, os queremos acercar los misterios que hay en la literatura. Dar a conocer para vuestras mentes, las diferentes facetas que puede asumir el horror, de la mano de antiguas criaturas, que solo pueden hallarse en las peores pesadillas. Todo esto, a través de los relatos, del padre del horror cósmico: Lovecraft.
Las historias que verán en esta nueva trilogía, esconden las diversas facetas que puede asumir el horror, cuando ello se acompaña por el misterio y lo desconocido. El día de hoy, iniciaremos un viaje peligroso, donde conoceremos las diversas formas en que nuestra mente puede caer presa del miedo. Verás las criaturas que rigen el destino del espacio y tiempo, estando en presencia de los mismisimos primigenios: Los Antiguos.
Hecha esta ya la advertencia, y la invitación para una experiencia ajena a la cordura. Con esas palabras, te mostraré el primero de los cuentos que nos convoca. Una historia que habla sobre un pueblo depravado, que por acción de poderes ajenos a este mundo, viviría el autentico terror de primera mano: El Horror de Dunwich.
Un infierno en la Tierra.
Nuestro relato nos lleva a una época especial, donde la razón se abre paso a través de las sombras de la superstición, y la barbarie. Empezaremos emplazando el lugar de los hechos, que dicha sea de paso, podría aludirlo como un sitio sumamente desagradable. Un poblado infame, donde sus habitantes han sido olvidados del raciocinio, entregándose a las peores depravaciones imaginables de la raza humana. Infierno en la tierra, que se presenta como refugio del mal, ante el bien. Para Lovecraft, ese sitio tiene un nombre: Dunwich.
Las personas de Dunwich eran grotescas en todo el sentido de la palabra. Se decía en los pueblos vecinos, que los forasteros que viajaban por las cercanías, evitaban pasar por Dunwich, a menos que no hubiese otra opción. Sodomía, asesinatos, depravaciones, eran algunos de los crímenes comunes que se vivían en ese infame pueblo. Un verdadero paraíso terrenal, para la perversión humana.
El control del pueblo, se lo disputaban las personas de mayor poder, quienes valiéndose de sus conocimientos o influencias, lograban imponerse ante familias rivales. Los Whateley eran un ejemplo peculiar, pues no eran de hacerse entender por medio de la violencia. El líder de la familia, era un anciano que gustaba de los libros, especialmente aquellos que hablaban de magia. Tenia una hija llamada Lavinia, cuyo estado de salud era un poco inestable, debido a los constantes males que había presenciado a sus años. Estas depravaciones de las que fue testiga, afectaron un tanto su mente, haciendo que buscara pasatiempos y lugares fuera de Dunwich, para mantener la lucidez.
El sitio al que recurrió Lavinia, fue Sentinel Hill, una colina en las afueras de Dunwich, que antaño fue lugar de peregrinación, para cofradías de pueblos nativos americanos cercanos. Parte de las energías que se usaban en aquellos rituales, provenían de la tierra a su alrededor, donde habían sido enterrados algunos de sus hechiceros. Lo curioso de esto, es que los lugareños afirmaban que la magia y carácter de las reuniones que se hacia allí años atrás, no se parecía a ninguna de las usuales practicas de esos pueblos. Sabían que había oscuro detrás de esas reuniones, y más que celebrar un ritual, parecía que trataban de invocar algo, o a alguien.
El Todo en Uno y Uno en Todo
El padre de Lavinia estaba enterado de los rituales arcanos que se hacían en Sentinel Hill antes, y quiso completar lo que los ocultistas no lograron ahí en su momento. Consiguió una copia en ingles del oscuro Necronomicón, y se dispuso a realizar la invocación. Paso horas tratando de realizar la magia negra que leía, sin éxito alguno.
Lavinia por su parte, acudía a Sentinel Hill para ir a pasear y despejar su mente. A veces, se ponía a bailar en la cima de la colina, bajo el brillo de la luna. No se sabe si habrá sido la singularidad con que Lavinia expresaba su danza, o si fue una mala jugada del destino, pero un día sobre la mágica colina, se ennegrecieron los cielos, desde los cuales se rasgaron las nubes. De aquel espectáculo funesto, emergió una criatura con decenas de apéndices y ojos, posando su descomunal presencia sobre Sentinel Hill, y la estupefacta mujer.
Los detalles de aquel suceso son poco claros, dejando su entendimiento a diversas especulaciones, cada una más fantasiosa que la anterior. Lo único en que todas las versiones concuerdan, es que poco tiempo después del incidente, Lavinia había quedado embarazada. El único que parecía saber cierta verdad de todo esto, era su padre.
El Necronomicón no solo era un libro de hechizos, también era un compendio de conocimientos, que enseñaba sobre las deidades que brindaban los poderes, a traves de sus rituales: Los Antiguos. El anciano hombre lo sabia, y estaba al tanto de la identidad de la criatura que había aparecido aquella noche. Era el dios más importante entre todos los Antiguos, siendo tanto Puerta como Llave, del camino que buscaban alcanzar sus adláteres, Yog-Sothoth.
La Semilla de los Antiguos
Nada raro ocurrió cuando nació el hijo de Lavinia, al menos en las primeras semanas. Le llamo Wilbur, y le dedico tiernos cuidados, que recordaban la humanidad que alguna vez, hubo en Dunwich. Con el paso de los meses, su madre empezó a notar que Wilbur se desarrollaba a una velocidad antinatural. Habiendo cumplido un año de vida, ya sabia caminar y hablar. Al tener diez años, su apariencia lo hacia pasar fácilmente como un adulto curtido en la aventura de la vida. Desde luego, el metabolismo acelerado de Wilbur, provoco que además de hacerle crecer con rapidez, alterara sus genes, expresando rasgos físicos anómalos. Esta grotesca anatomía de su ser, despertó el desagrado de los animales, entre ellos, los perros, quienes con su agudo olfato, parecían percibir el peligro que representaba ese hombre.
Wilbur no era un “humano” que se conformara con lo poco. Era ambicioso como su abuelo, y cuando éste falleció, se sirvió de los textos oscuros que eran también de su fascinación. Al leer con detenimiento esos libros, noto que el más importante de ellos, el Necronomicón, tenia varios errores en su contenido. Para desarrollar una maestría de la magia de pleno derecho, sabia que debía encontrar la versión original de ese compendio oscuro. Para su suerte, en una universidad cercana, había dicho ejemplar en su biblioteca, bajo la atenta mirada de su curador, el doctor Henry Armitage. Varias veces, Wilbur intento convencer a Armitage para que le prestara el libro. Todas con la misma negativa como respuesta.
La ansia de poder de Wilbur, le imponía limites a su paciencia, lo cual impulsaría a actuar por la fuerza, para hacerse con el Necronomicón. Nada hacia presagiar, que ese orgullo en los poderes que le fueron brindados desde su nacimiento, así como los que aprendió de su dedicada lectura de libros sobre magia, acabarían por hacerle actuar más allá del sentido común. Una sed de grandeza, que lo impulsaría a hacer caso omiso de los dichos del buen Armitage, y escabullirse en busca de su preciado premio, a altas horas de la noche.
Próximo Capitulo
Wilbur ha hecho caso omiso a la seguridad que ofrece la razón, y se ha infiltrado en la universidad, donde guardan el ejemplar original del Necronomicón. Su deseo por dominar los poderes que le concibieron, será el que le acercará a su inevitable final. Paralelo a esta funesta secuencia, un mal de terribles proporciones se acrecienta en Dunwich. Un horror, que sin ser advertido por nadie, y en ausencia de su guardián para controlarle, traerá destrucción a la Tierra…
Hace un tiempo retome la literatura, en especial el género de horror, me parece estupendo y maravilloso que nos acerquen un poquito de ese basto universo cósmico traído por grandes escritores para quienes que con mucho cariño llevamos junto a ustedes apreciando y disfrutando de un buen juego de mesa… Gracias
Buenas tardes, estimado
Un gusto el poder leer tu comentario, y agradecido de antemano por tus palabras.
Promover la cultura a traves de los relatos, el arte, y la historia, es una grato pasatiempo que nos acerca a las maravillas de la imaginación.
Saludos
Victor Cortez