Es un portal
por Jorge Díaz
Dejo esta carta para quien la pueda encontrar, por favor, no dejar de leer, en este momento mi nombre no es una prioridad, ni siquiera estoy del todo seguro si está carta sobrevivirá a lo que está ocurriendo afuera, un día simplemente la luna se acercó a la tierra, bloqueando con mayor frecuencia el sol, teniendo noches más claras, en este momento estoy en el interior de mi casa, afuera es peligroso, esas cosas rondando por ahí son un gran motivante para quedarse aquí dentro, la primera noche me aventure a buscar provisiones, me iba acercando al auto cuando vi por primera vez esas cosas, eran blancas, altas, piernas muy finas y esa… cabeza, si se le puede llamar así, ese ojo que usaban por boca, sentía que registraba mi alma y algo hacían, el vecino también estaba afuera junto a su esposa, esa cosa los miro fijamente a ellos después de que su esposa gritara espantada de lo que veía, esa criatura los miró y camino hacía ellos, la criatura agarro a la mujer y… bueno, se empezó a pudrir, literalmente su piel se caía y pudría a una velocidad impresionante, su esposo, no lo logro el pobre infeliz, no podía arriesgarme a salir.
De hecho, ya no recuerdo la razón de salir, simplemente recuerdo aquella trasmisión de las noticias, donde la conductora simplemente nos informaba que la luna se “abría” y que miles de cosas salían del agujero que se había formado en la misma… hay un fuerte ruido afuera cómo si de la onda expansiva de una explosión se tratase y hay un ruido muy fuerte ¿una ballena? ¿unas trompetas? El ruido es muy confuso, en fin, lo último que vi fue el cierre de trasmisiones en el cual daban un mensaje, sólo recuerdo las frases “que perdonen nuestros pecados” después de eso todo se fue a negro, no había gritos, la luna tapaba el sol y no había nada fuera, ni siquiera veía si estaban esas cosas, pero no tomare el riesgo.
El ruido sigue afuera, creo ver entre la cortina una luz… ¡Es luz! No había visto nada así en días, una luz anaranjada, iré a ver…
Sólo quiero despedirme, lo que acabo de ver afuera, ese ojo gigante en el cielo, esas nubes de fuego y todas esas criaturas vibrando mientras se retorcían… el suelo se tornó de un color muy peculiar, las aves estaban quietas en el tiempo en todo el cielo, no sé cuánto tiempo queda o si tan siquiera algo va ocurrir, no tengo ni idea de nada y, aun así, creo que se me acaba el tiempo.
Lo lamento mucho, a ti quien lee, por esta carta acabo de condenar el lugar donde vives, abriste el portal, ya no hay vuelta atrás, pero tú eras el ultimo eslabón, lo que has visto ocurrirá desde el momento que has leído, sé que ocurrirá, sé que acabará, que tus dioses perdonen tus pecados, mortal.
Firma; Laplace.