Thrym era un avaricioso y cínico rey de los gigantes quien se había hecho del poderoso martillo Mjölnir y del cual pedía como rescate la mano de la hermosa diosa Freya a quien soñaba poseer en sus aposentos. Se le consideraba la encarnación de las destructivas tormentas eléctricas.
Se dice que un día, al despertar el dios Thor, sorprendido descubrió que su querido martillo Mjölnir había sido robado y preocupado lo buscó sin cesar por todos lados, en su aflicción todos los demás dioses se unieron en su búsqueda pues era bien sabido que Mjölnir era la principal defensa de Asgard contra los enemigos y sin él estaban a merced de las fuerzas de la oscuridad.
El dios Loki sospechó sobre quien había sido el responsable y sin vacilación pidió prestado a Freya su manto mágico con tal de aclarar sus dudas. Convertido en halcón Loki voló hasta Jotunheim en donde el y nombrado gigante confesó tener el martillo, el cual había escondido muy por debajo de la tierra y por el cual pedía, para su devolución, nada menos que la mano de Freya.
Loki regresó con las noticias y los dioses, algo ruborizados, pidieron a Freya que hiciera el sacrificio por todos. El enojo de Freya fue tal ante semejante petición que inclusive su preciado collar Brisingamen estalló de la impresión. Ella explicó que jamás podría olvidar a su esposo y mucho menos para casarse con un horroroso gigante.
Parecía que no había remedio hasta que se le ocurrió al dios Heimdall un astuto plan. Le dijo a Thor que se hiciera pasar por Freya para lo cual le pidió a ella prestado un vestido y además le pidió que le permitiera portar su preciado collar. Freya aceptó el plan y sin objeción alguna entregó lo requerido.
Fue así como Thor partió disfrazado de Freya siendo acompañado por Loki, quien a su vez se disfrazó de su doncella. Al llegar al palacio de Thrym éste las halagó con su hospitalidad y dispuso un enorme banquete. La hija de Thrym, como es costumbre, se dispuso a recibir los presentes para su padre, pero ofendida comprobó que irrespetuosamente no habían llevado nada a su anfitrión. Sin vacilación Loki intervino diciendo que el inmenso amor que Freya sentía por el rey la había hecho imprudentemente distraída. Thor, sin poder controlar su extrovertida naturaleza, inmediatamente se dio un festín con lo que había sobre la mesa devorando de esta manera un buey entero, ocho enormes salmones y cientos de tartas y viandas acompañándolo todo con dos garrafales barriles de hidromiel. Esto levantó la sospecha de Thrym pero Loki inmediatamente intervino aduciendo que la pobrecita llevaba ocho días sin comer bocado debido al inmenso amor que le sentía.
Posteriormente Thrym, ya estando más bebido que al principio, se acercó a Thor para que la supuesta Freya le diera un apasionado beso y, tomando a Thor por la cintura, se acercó con la firme intención de ello, a lo cual éste respondió con una fulminante mirada enardecida que intimidaría a cualquiera. Nuevamente Loki intervino para eliminar sospecha diciendo, esta vez, que sus ojos irradiaban así porque la embargaba un irrefrenable amor hacia él. Pasó el tiempo y Thrym, ya completamente ebrio y despreocupado, hizo traer a Mjölnir para que con él se consagrara la inesperada unión. Fue así que ingenuamente colocó sobre las piernas de Thor el martillo quien de un solo movimiento se hizo de él nuevamente. Habiéndose mostrado ya, todos los presentes empezaron a huir y Thrym suplicó de inmediato por su vida, pero el inclemente Thor arrasó con todos implacablemente dejando sólo escombros en el lugar.