Te damos la bienvenida, a otra instancia literaria sobre la nueva edición Cid, de Mitos y Leyendas. Como hemos podido ver hasta ahora, la peninsula iberica es una tierra llena de legados culturales, tanto en el ambito historico como fantastico. El paso de los años, ha promovido la conformacion de la identidad de las personas, que vivieron, viven, y viviran en la vieja España. Desde luego, la creación de un legado tan extenso, tiene origenes que llegan a conectarse con relatos clasicos, como por ejemplo, el Cantar del Mio Cid.
El dia de hoy, te hablaremos de la historia de los distintos reinos cristianos, que se conformaron en la península ibérica, en respuesta a la expansion imparable del Islam, desde la alta edad media, a la baja edad media. Un periodo cronológico, conocido comúnmente como la Reconquista.
Antecedentes de la Reconquista.
Desde su inserción inicial en la península ibérica, cerca del siglo VIII d.C, el Islam se extendió con rapidez y fuerza en toda la región. La creciente aclamación de las gentes tanto dentro como fuera de este territorio, llevaron a que la huella de la cultura musulmana fuese permanente. Esto se reflejo en el glorioso arte que desarrollaron, así como en los variados aportes que realizaron en favor de las ciencias. Esto hizo contrapeso con las los visigodos que se asentaron en la península ibérica, posterior a la caída de Roma. Desde la conversión del pueblo visigodo al cristianismo, en 589 d.C, su identidad se acompaño con la profesión de la fe cristiana, hasta su caída.
Las constantes luchas entre ambos bandos, hizo que con el tiempo los últimos reductos ajenos a la fe musulmana, se concentrarán en el norte de la actual España. Un amargo inicio, que si bien les despojo de sus tierras, acabaría por sentar las bases de nuevas monarquías, descendientes del reino visigodo: Los reinos Cristianos de España.
Los primeros focos de resistencia cristianos, posteriores a la consolidación del Islam en España, después de la caída del reino visigodo, surgieron en la region de Asturias. Aquí, se refugiaron la mayoría de las gentes que aún defendían la cristiandad en España. Con el tiempo, se irían organizando a tal nivel, que conformarían el Reino de Asturias.
Tiempo más tarde, en el reino franco, lo que hoy llamamos Francia, se libraban grandes batallas con el fin de rechazar las incursiones musulmanas. El punto álgido del conflicto, fue en 732 d.C, en la batalla de Poitiers, donde el valiente Carlos Martel, lograría imponerse a los invasores. Carlomagno, sucesor de esta labor, llevo la batalla a la propia península ibérica, donde conseguiría asegurar a duras penas, una frontera con los territorios musulmanes. En esa área limítrofe entre el imperio carolingio, y el territorio musulmán del Emirato de Córdoba, conocida como la Marca Hispánica, surgiría un nuevo reino cristiano, el Reino de Pamplona. Este reino más tarde se reorganizaría como el Reino de Navarra, con la dinastía Jimena a la cabeza. De esta antigua familia, nacerían varias generaciones que barajarían las tierras del norte de España, entre los reinos que surgirían con el tiempo.
Los Grandes Reinos
Con el paso del tiempo, los concesiones entre los reinos existentes, los alzamientos nobles, y las conquistas, fueron configurando el poder de los reinos existentes a la época. Desde luego, diversos hechos fueron creando divisiones en el poder real, que acabaron por crear nuevos reinos.
En el Reino de Asturias, a la muerte del rey Alfonso III en el 910, ocurría la división de todo el territorio entre sus tres hijos: García I (León, Castilla y Álava – Reino de León); Ordoño II (Galicia – Reino de Galicia); Fruela II (Asturias – Reino de Asturias).
La guerra no estaba presente solamente contra la cultura musulmana, también estaba entre quienes se hacían llamar hermanos o hermanas. No pasaría mucho tiempo, para que se dieran conflictos entre familias de un mismo origen. Ya sea reclamando posesiones por legado nobiliario, o por la fuerza de la espada, la identidad de los reinos cristianos existentes hasta el año 1030, fue cambiando constantemente. Desde luego, las continuas transiciones territoriales fomentaron también la reconquista, ante la preocupante mirada de los reinos musulmanes.
No fue hasta la llegada de Fernando I el grande, que los reinos cristianos empezarían a tomar mayor protagonismo en el campo de batalla. Su padre, Sancho III, rey de Pamplona, le otorgo en 1029 el titulo de conde del condado de Castilla, el cual tomaría protagonismo tiempo después. Al morir el Sancho III, Fernando contrajo matrimonio con Doña Sancha, hermana de Bermudo III, rey de León. Cuando Bermudo III falleció sin dejar descendencia, Fernando y Sancha ascendieron al trono de León. De su unión, nacerían cinco hijos e hijas, que toman parte importante en el Cantar del Mio Cid: Urraca, Elvira, Sancho, Alfonso, y García.
Fernando fue un rey enérgico, y durante sus primeros años de reinado, se dedico a poner orden en su nuevo reino. Si bien hizo una buena labor en sus tierras, con el tiempo volverían a alzarse nuevos problemas, en especial con el reino de Pamplona. García Sánchez III, rey de Pamplona, y hermano de Fernando, disputaba territorios fronterizos. No fue hasta la batalla de Atapuerca en 1054, que la regencia preferente de los territorios del norte de España, recayera en su mayoría, en el rey Fernando I de León. Paralelo a estas cuestiones de herencia, Fernando también se dedico a promover la reconquista de territorios a los musulmanes. Al morir el rey, lego todas sus tierras a sus cinco hijos e hijas:
- Urraca: asumiría como señora de la ciudad de Zamora.
- Elvira: asumiría como señora de la ciudad de Toro.
- Sancho: asciende como señor del condado de Castilla, investido con autoridad sobre el reino taifa de Zaragoza.
- Alfonso: asciende como rey de León, investido con autoridad sobre el reino taifa de Toledo.
- García: asciende como rey de Galicia, creado por instrucciones de la herencia de su padre, investido con autoridad sobre los reinos taifas de Sevilla y Badajoz.
Hermano contra Hermano
Si bien parecía ser una forma “casi” pareja para la repartición de tierras, en la practica acabo por ser un total fracaso. La mayor de las heridas, es aquella que puede dañar lo más intimo de tu ser. En este caso, esa injuria fue en la unidad familiar de los cinco hermanos y hermanas. En manos de Sancho, el condado de Castilla se reorganizo en el Reino de Castilla, desde el cual planeo la restitución total del reino de su padre.
Cuando murió su madre Sancha, las disputas se enardecieron entre los tres hermanos varones. Si algo podemos inferir de todo lo que hemos visto hasta ahora, es que el exceso o ansias de poder, es uno de los mayores venenos para el alma. No solo te cambia, también te puede alejar de quienes están más cerca de ti. Una triste e irónica reflexión, que en el caso de estos tres hermanos, supuso el inicio de la caída de sus votos nobiliarios, y el ascenso de la reconquista.
Digno del más ruin de los ardides, Alfonso y Sancho, antes distantes por el poder, se unieron para conspirar y repartirse el reino de su hermano García. En manos de estos dos reyes, estaba el protagonismo del futuro de la España cristiana, que tomaría cual tablero, a las tierras y tropas, que aún les distanciaban. El punto decisivo en esta empresa casi fratricida, se resolvería en la Batalla de Golpejera, donde Sancho se mediría contra su hermano Alfonso, acompañado por su más fiel servidor: Rodrigo Diaz de Vivar.
La batalla de Golpejera concluyo con la victoria de Sancho, enviando a su hermano Alfonso a una prisión en Burgos. Sin nadie que le detuviera, Sancho marcho a León, y se corono como rey de ese reino. Desde luego, ello no significo que no tuviera aun enemigos, que se refugiarían en una ciudad aparentemente neutral: Zamora. Por otra parte, y gracias a la intervención de su hermana Urraca, Alfonso lograría refugiarse en esa misma ciudad. no paso mucho hasta que Sancho tomara las armas otra vez, y se encaminaría hacia Zamora, para consolidar el poder total de una vez por todas. Una ambición, que acabo por sellar su destino, con un acto fatal de la misma naturaleza, a la que caracterizo a su familia, cuando les fue confiada por herencia, el reino de su padre. El regicidio de Sancho, dio paso a que Alfonso ascendiera al trono tanto de Castilla como de León, consolidándose como uno de los monarcas más poderosos de su tiempo.
Afianzando el poder
Años después de la consolidación de los reinos de Castilla y León como poderosas potencias en la península ibérica, se alzarían otros reinos, que con el tiempo harían notoria presencia en el mapa. Uno de esos reinos, fue el Reino de Portugal, que en sus inicios fue un simple condado. No fue hasta la llegada de Alfonso I, el primer monarca de Portugal, que ascendería esta region, en el año 1139, como un reino de pleno derecho. El poder que consiguió en sus inicios este rey, le permitiría con el tiempo expandir su dominio en las tierras conquistadas por los musulmanes. En el año 1147, lograría conquistar la ciudad de Lisboa, enclave que tiempo después, se volvería la sede del poder portugués.
Debido a la proximidad del Reino de Portugal, con el Reino de León, con el tiempo empezaron a aparecer asperezas entre las autoridades de ambos reinos. Lo mismo ocurría entre las fronteras que tenia el Reino de León con el Reino de Castilla. Esto haría que las disputas territoriales, empezaran a incluir las intervenciones de la propia iglesia católica, donde actuaba como mediadora, o como juez, cuando el problema era grave.
Era una paz muy frágil, que si bien mantenía la paz entre reinos en conflicto, restaba poder a su presencia en el campo de batalla. El mayor peligro para la causa cristiana, era que hubiesen conflictos internos entre reinos cristianos. Para lograr mantener la unidad en contra de los ejércitos musulmanes, tuvieron que recurrir a medidas desesperadas, como el llamamiento a las armas, o la excomunión a toda persona que perturbase la paz entre cristianos.
Las medidas eran extremas, aunque lograron mantener la paz por un tiempo. Uno de los momentos en que peso mucho la unidad cristiana, fue en la Batalla de las Navas de Tolosa en 1212, donde un gran ejercito musulmán, amenazaba todos los reinos cristianos de aquel entonces. A duras penas, se logro reunir un ejercito para hacerle frente al avance musulmán, aunque eran demasiado inferiores en numero. Como no contaban con el apoyo pleno del Reino de Portugal y el Reino de León, era poco lo que podrían ofrecer en batalla. De ambos reinos, solo contaban con unos pocos voluntarios, que por lealtad a la causa, se unieron a la contienda.
Increíblemente, y contra todo pronostico, la convicción cristiana pudo más, y prevalecieron ante el empuje musulmán. No solo lograron vencer en aquella batalla, sino que habían asestado un duro revés, a la expansión de las tropas árabes en la península ibérica.
Los baluartes de la cristiandad
Para inicios de 1400, y en los años posteriores, muchas cosas habían cambiado en el mapa hispano. El Reino de León había sido unificado al de Castilla, y el Reino de Aragón había logrado expandirse por toda la costa que daba al Mediterráneo. Castilla y Aragón, eran por lejos, las mayores potencias militares cristianas sobre la península, en conjunto con Portugal. Cada año que pasaba, era un avance importante en la reunificación de España, luchando con los intentos de las tropas árabes, por asegurar su posición en Al-Ándalus.
La primera gran unificación significativa que tuvo España en la Edad Media, tuvo en 1479, cuando ascienden Fernando II de Aragón, e Isabel I de Castilla, al trono de Castilla y Aragón. Su matrimonio, dio por unificados los Reinos de Castilla, León y Aragón, cosa dio a la unidad nacional cristiana, el empuje que necesitaba para lograr la expulsión de las tropas árabes de la península ibérica. Y así fue, que tras un largo sitio, la ciudad de Granada, ultima posesión árabe en España, se rindió a las tropas cristianas, una tarde de 1492. Un año simbólico en términos históricos, pues además de otorgar soberanía absoluta al cristianismo en España, los exploradores de los llamados Reyes Católicos, ponían un pie por primera vez, en América.
Palabras al cierre del capitulo
La historia de los reinos cristianos en la península ibérica, guarda una relación muy fuerte con la estructuración de España como estado. Hemos podido ver, que aspectos propios de una cultura, como lo es su credo religioso, acaba por afianzarse tanto en la gente, que esto se expresa en varios aspectos de la vida, tanto para bien, como para mal. Sobre esta materia, hablaremos en el próximo articulo, donde conoceremos a un monarca, que uso su poder para desarrollar las artes y ciencias, de la mano de cristianos y árabes por igual.