Mucho antes de la llegada de Arturo. Algunos dicen que era hijo de un demonio, otros que nació, sin intervención humana, en el Gran Bosque que se extendía desde Camelot en el sur hasta la barrera de la Muralla Romana en el norte.
Se rumoreaba que incluso los antiguos dioses le temían, ciertamente algunos dragones preferían huir antes de enfrentarlo. Ya sea que esto sea cierto o no, una vez que esta isla de Gran Bretaña fue conocida como la isla de Merlín, alrededor de la cual construyó un muro de bronce, y él fue quien levantó las piedras colgantes en la llanura de Salisbury, para hacer una tumba para el gran rey.
En otro artículo sobre Merlín expusimos que era una construcción de la Historia de los reyes de Gran Bretaña de Geoffrey de Monmouth. Esto es verdad, pero hoy no es entregaremos a las leyendas más salvajes y mágicas de este señor.
La leyenda más antigua nos cuenta cómo se descubrió que cierta princesa de Dyfed, encerrada en un convento había quedado embarazada, aunque ella aseguraba que era casta y pura. Tras ser interrogada por las abadesas, contó cómo un ser hermosísimo había aparecido en su habitación muchas noches y que le había hecho el amor tan suavemente como la lluvia de verano sobre la tierra. Por la mañana él se había ido, desapareciendo ella no sabía dónde.
Tampoco podía decir cuándo llegó, solo que era amable y que parecía brillar como una vela en la oscuridad. La mayoría de los que escucharon su historia se apresuraron a nombrarla ramera, mientras que aquellos de una disposición menos dura creyeron que el que acudió a ella era un demonio, ya que era bien sabido que los demonios siempre se ven hermosos cuando su verdadera apariencia es repugnante.
Lo que todos ignoraban era que el padre de aquel niño sería Belial, quién también respondía bajo el nombre de Belhor, Beliall, Beliar, Berial y Beliya’al. Príncipe de las brujas, señor de la arrogancia y señor de orgullo. Un gran señor de los avernos, pero que era envidioso de los ángeles caídos. Quería más poder y urdió un plan para tenerlo: contaminar Avalon, y a las criaturas feéricas. Merlín debía ser aquella punta de flecha, al ser hijo legítimo de una Dyfed tenía sangre feérica. Pero lo cierto es que no todos los planes resultan como queremos, ni siquiera para los grandes demonios.
Pronto el niño dentro de ella clamó por emerger al mundo, y cuando nació, la partera palideció al ver que el bebé, un niño, estaba cubierto por una espesa capa de cabello gris. Inmediatamente, el padre y la madre de la princesa exigieron que llevaran al niño a un sacerdote para que lo bautizara, creyendo, sin duda, que se desvanecería en una bocanada de humo sulfuroso. Pero cuando el sacerdote derramó agua bendita sobre la cabeza del niño, su cubierta peluda se cayó y se disolvió, y se oyó cantar con deleite. En el mismo momento voló sobre sus cabezas una especie de halcón que se llama Merdryn, esto la princesa lo tomó por una señal y le puso el nombre de aquella ave.
Merlín creció noble, sabio y bondadoso. De esta época proviene el texto Prophetiae Merlini, en el cual conocemos las profecías que el mago dejó para los humanos.
Quince veces Belial llamó a su hijo, y este las reusó todas. Aunque no era un ser perfecto, eligió servir a la luz, esto pese al desprecio que la sociedad le daba. El demonio le había dado grandes poderes, pero su sangre feérica lo conectó con los grandes secretos druídicos, lo llevó a la corte de Maeb (o Titania en otros mitos).
Las hadas se dividen en dos categorías principales, conocidas como las Cortes Seelie y Unseelie, aunque la reina manda sobre ambas, deja independencia para que cumplan su destinto.
La palabra seelie proviene del Inglés Antiguo sǣl, que significa feliz o alegre, aunque a veces se lo interpreta como bendecida. Unseelie significa «infeliz», pero también desafortunado o profano, lentamente Belial ha ido llevando a su bando hadas que se descuelgan de estas cortes, entrenando nuevas hechiceras y tejiendo nuevas intrigas. Merlín lo sabe, y aunque conoce su destino, dará la pelea hasta el final.
Algunos personajes de la vida de Merlín:
Menw
Un Caballero Encantado de la primera corte de Arturo, aprendió los Tres Encantamientos de Uther Pendragon. Aparece de manera más prominente en el cuento artúrico Culhwch y Olwen, que está en el Mabinogion. En este es elegido entre los guerreros de Arthur para acompañar a Culhwch en su búsqueda para ganar a Olwen.
Es asistente de Merlín, quizás porque al ser un ser semi feérico comparte con el mago cierta resistencia a la magia.
Es un ser de caos, risa, magia. Leal y peligroso al mismo tiempo, quizás por esto no se incluye en los romances junto a los caballeros cristianos. Se le atribuye un hijo llamado Anynnawg, que se habría retirado a los bosques tras la caída de Camelot.
Nimue, la segunda (quizás tercera) Dama del Lago
Nimue es responsable de la desaparición de Merlín, al encerrarlo para toda la eternidad en una cueva, aprovechando la influencia que tiene sobre el mago enamorado. Según el Lanzarote en prosa, Merlín enseñó sus secretos mágicos, por la promesa que ésta le hizo de que, en pago, ella le entregaría su amor.
A diferencia de Morgana, esta dama poseía un poder extraordinariamente fuerte para manipular y encantar, incluso a un gran hechicero. Esto lo habría hecho en parte porque creía que Merlín al ser un peligroso “cambión” o semidemonio, tarde o temprano haría daño.