El Espejo Enjoyado
por Abyss
Recuerdo aquella expresión que tenía mi abuelo el día que nos dejó, caló en lo más profundo de mi, su rostro desfigurado en una expresión inhumana y de profundo terror. Lo que le había arrebatado su última noche de sueño, era un demonio cruel y despiadado que consumió su alma lenta y jocosamente.
Investigamos con las personas que lo visitaban a diario, él les hablaba de extraños sueños tan nítidos que parecían aventuras en una dimensión diferente. Uno de ellos, psicólogo retirado, nos comentó que decidió hablar en privado con él y llegó a la conclusión que mi abuelo comenzó con estos viajes el día que compró un antiquísimo espejo enjoyado en un mercado de pulgas de la ciudad y lo ubicó en el corredor que daba a su habitación.
Durante los días posteriores al funeral me alojé en su casa, con la excusa de cuidarla hasta que sus hijos decidieran qué hacer con ella. A la mañana siguiente volví a hablar con el psicólogo, para obtener más detalles, me contó que al principio él estaba radiante contando a todos las maravillas que veía en sus sueños y todas las historias que vivía en ese lugar. Con el tiempo estas eran más detalladas, contaba que flotaba en ellos, pero estaba cada vez más cerca del suelo, hasta que a la tercera semana ya podía caminar.
Durante todo este tiempo los signos de agotamiento eran visibles en él, aun cuando decía dormir profundamente. En este punto, comenzó a tener episodios de paranoia que se intensificaron con el pasar de los días, sentía que algo lo seguía en sueños y también había una presencia en su casa, una forma antropomórfica que podía ver reflejada en el espejo.
Finalmente, no podía conciliar el sueño sin pastillas y creía que el espejo era el único capaz de alertarlo de aquella presencia viscosa que ahora escuchaba, su amigo lo alentó a comenzar un tratamiento, pero él sólo dijo “ya es muy tarde, mi error fue mirar en ese mundo, tratar de comunicarme con algo que ningún humano debería conocer”, nos dejó al día siguiente
Ahora han pasado cuatro semanas desde que estuve en casa del abuelo, esta se vendió y yo traje conmigo el espejo, que situé en un pasillo de mi departamento, extraños sonidos se oyen a la penumbra de la noche y cuando la luna llena ilumina mi ventana, puedo ver juegos de sombras al inicio del pasillo que refleja el espejo enjoyado, cuyas lúgubres piedras, incrustadas en el interior de la madera parecen sonreír.
Me parece oír algo viscoso que se arrastra en el pasillo y siento que cada vez está más cerca. Me doy cuenta que estoy condenado a perecer de la misma forma que mi abuelo, donde el alegre rostro de un anciano se torció de una manera grotesca e indescriptible, ese rostro de terror que ahora inunda mis pensamientos, que parasita mis buenos recuerdos con el hombre que tanto quería
…Ahora escucho los viscosos pasos fuera de mi habitación.