La palabra monstruo deriva del latín monstrum, que a su vez deriva en última instancia del verbo moneo que quiere decir tanto recordar como advertir y denota cualquier cosa extraña o singular, contraria al curso habitual de la naturaleza, por el cual los dioses dan aviso, ya sea esta una persona, animal o cosa extraña, antinatural y espantosa.
Los monstruos no surgen de un vacío cultural; tienen una herencia literaria y cultural. En el contexto religioso de los antiguos griegos y romanos, los monstruos eran vistos como signos del descontento divino.
Sabemos que la mitología griega es rica en una variedad de seres mitológicos, incluyendo una serie de aberraciones legendarias. Estos seres desempeñaron un papel fundamental en las historias y hazañas heroicas, desafiando a héroes y dioses.
Hablaremos hoy de algunas de estas, concentrándonos en la “realeza de los monstruos”, a ver qué les parece:
Tifón
Era un monstruoso gigante serpentino y una de las criaturas más mortíferas de la mitología griega, tenía sus raíces en las fuerzas primordiales del caos y la discordia. Representaba la furia desenfrenada de la naturaleza, una fuerza que desafiaba incluso a los dioses.
En la genealogía griega, Tifón era considerado hijo de Gea y Tártaro. El mitógrafo Apolodoro añade que Gea dio a luz a Tifón enojada con los dioses por la destrucción de su descendencia, los Gigantes.
Era colosal y espeluznante, tenía grandes alas, su estatura era tal que podía alcanzar las estrellas. Poseía cabezas de dragón por dedos y un gran número de serpientes se hallaba repartido entre sus muslos, con incluso más serpientes formando sus piernas a partir de éstos. Tifón podía quemar todo lo que se le opusiese con su ígnea mirada, así como expulsar fuego y lava de su boca, y crear huracanes y terremotos moviendo sus alas. Según Hesíodo, Tifón era “terrible, inmoral y sin ley”.
En algunas versiones, Zeus derrotó al monstruo en una batalla sin complicaciones y lo mandó al Tártaro. Pero nos gustan las historias más tormentosas:
Tifón, no conociendo límites, desafió a Zeus por el gobierno del cosmos. Así, el gigantesco demonio atacó a Zeus con sus llamas, derrotándole temporalmente, cortándole los tendones.
Tifón arrastró al discapacitado Zeus a través del mar hasta la cueva de Coricio en Cilicia, donde puso a la serpiente Delfina para custodiar a Zeus y sus tendones cortados, que Tifón había escondido en una piel de oso. Pero Hermes y Egipan robaron los tendones y se los devolvieron a Zeus.
Recuperada su fuerza, Zeus persiguió a Tifón hasta el monte Nisa, donde las Moirai engañaron a Tifón para que comiera “frutas efímeras” que lo debilitaron por unos minutos. Luego, Tifón huyó a Tracia, donde arrojó montañas a Zeus, que fueron devueltas hacia él por los rayos de Zeus, y la montaña donde estaba Tifón, empapada con la sangre de Tifón, pasó a ser conocida como Monte Haemus, Montaña Sangrienta. Luego, Tifón huyó a Sicilia, donde Zeus arrojó el Monte Etna encima de Tifón y lo enterró, y así finalmente lo derrotó.
Tifón sigue siendo un recordatorio en la mitología griega de que incluso los dioses pueden ser desafiados por las fuerzas incontrolables de la naturaleza, y que la batalla contra el caos es un desafío eterno.
Equidna
Apodada la Madre de los Monstruos, también tiene un origen intrigante en la mitología griega. Según la mayoría de las fuentes, Equidna era una criatura única, mitad mujer y mitad serpiente. Su genealogía es igualmente única, ya que era hija de Forcis y Ceto, dos seres primordiales relacionados con el mar.
La Equidna de Hesíodo era mitad doncella hermosa y mitad serpiente temible. Hesíodo describió a “la diosa feroz Equidna” como un monstruo irresistible devorador de carne, que no se parecía ni a los mortales ni a los dioses eternos, sino que era mitad ninfa y mitad otra vez una serpiente enorme, magna y terrible, con piel moteada, que no muere ni envejece.
Dio a luz muchos de los monstruos más famosos de la mitología griega. Con Tifón, dio a luz a criaturas como la Esfinge, el León de Nemea y Cerbero. Su prole era una amalgama de lo hermoso y lo aterrador, y su influencia se extendió por todo el mundo mítico.
El origen de Equidna como hija de las fuerzas marinas y su papel en dar a luz a monstruos refleja la rica tradición mitológica griega de personificar aspectos de la naturaleza y las fuerzas primordiales como seres divinos o monstruosos.
Cerbero
De niño este era uno de mis monstruos favoritos: es que la apariencia de Cerbero era aterradora: tres cabezas con fauces babosas, ojos inyectados en sangre y colmillos afilados como cuchillas. Su cuerpo estaba cubierto de escamas negras, y en algunos mitos su cola se convertía en una serpiente venenosa. Cada cabeza representaba vigilancia constante, mirando en todas direcciones para asegurarse de que nadie entrara o saliera sin permiso.
El papel de Cerbero no era simplemente asustar a los intrusos, sino mantener el equilibrio y el orden en el inframundo. Sin él, las almas de los muertos podrían escapar o ser rescatadas, lo que perturbaría el ciclo natural de la vida y la muerte.
Hubo algunas ocasiones en las que los héroes mitológicos lograron sortear a Cerbero. Uno de los casos más famosos fue cuando el héroe Heracles lo sometió como parte de uno de sus doce trabajos.
Hidra de Lernea
Se le describe como una criatura acuática con múltiples cabezas, generalmente nueve, aunque algunas versiones de la historia mencionan más. La característica más distintiva de la Hidra es su capacidad para regenerar cabezas adicionales si se le corta una.
Vivía en un pantano cerca de la ciudad de Lerna y era una amenaza constante para la población local. Las cabezas venenosas de la Hidra aterrorizaban a cualquiera que se acercara, y su aliento era mortífero.
La lucha contra la Hidra fue un desafío formidable para el héroe Heracles (y su sobrino Yolao), ya que por cada cabeza que Heracles cortaba, dos más crecían en su lugar. Para enfrentar esta amenaza, su sobrino Yolao quemó los cuellos cortados con una antorcha para evitar la regeneración.
Finalmente, Heracles logró decapitar a la Hidra y enterrar una de sus cabezas bajo una roca pesada. También utilizó la venenosa sangre de la Hidra en sus futuros combates. Esta historia destaca la destreza y la astucia del héroe para superar incluso a los monstruos más peligrosos.
Ladón
Ladón es un personaje representativo en la mitología griega, símbolo de la custodia de tesoros preciosos y difíciles de alcanzar. El mitógrafo Apolodoro llama a Ladón el hijo más perfecto de los monstruosos Tifón y Equidna, esta es la versión más recurrente, aunque versiones más antiguas decían que era hijo de Forcis y Ceto, lo que lo haría hermano de Equidna y no su hijo.
Hera lo envió a custodiar su huerto de manzanas de oro, ya que no confiaba en las Hespérides, hijas de Atlas. Heracles, otra vez metiéndose con nuestros monstruos, le dio muerte en uno de sus doce trabajos. Para agradecer sus leales servicios, Hera, ascendió sus restos al cielo, lugar donde, desde entonces, forma la Constelación del Dragón.
Dragón de Colchis
También conocido como el Dragón de la Cólquida, otro hijo de Equidna y Tifón. Se le considera un dragón, o draka en griego, pero uno menor si lo comparamos con Ladón o la Hidra. Aún así es un personaje destacado en la epopeya de los Argonautas.
Tenía un larguísimo cuello e incontables anillos como una serpiente, y silbaba horriblemente a tal punto que lo escuchaban a la distancia. Tenía la capacidad de no dormir nunca, por lo que nunca estaba realmente de buen humor.
Era el encargado de custodiar el vellocino de oro. Cuando los argonautas fueron en busca de este, Medea, con su magia, hizo dormir al dragón insomne, ocasión que Jasón usó para robar el vellocino y, en la mayoría de los mitos, matar al dormido dragón. ¿Era necesario Jasón?
Quimera
La Quimera, aún más que sus hermanos, ha sido un símbolo de la monstruosidad y la lucha contra lo incomprensible en la mitología griega.
Las descripciones varían desde las que decían que tenía el cuerpo de una cabra, la cola de una serpiente o un dragón y la cabeza de un león, hasta las que afirmaban que tenía tres cabezas: una de león, otra de macho cabrío, que le salía del lomo, y la última de dragón o serpiente, que nacía en la cola. En descripciones posteriores, se le agregó una cuarta cabeza y un par de alas de dragón.
Según la mayoría de los relatos, es hija de Tifón y Equidna, aunque hay versiones donde es hija de la Hidra, o de Ceto. La Quimera aterrorizaba a la gente de la región, devorando ganado y sembrando el caos dondequiera que iba. En Licia, en Asia Menor, hizo tantos estragos que fue necesaria la intervención del príncipe Belerofonte, quien derrotaría a la bestia con la ayuda de Pegaso, el famoso caballo alado que nació de la sangre de Medusa.
León de Nemea
Estamos una bestia inmortal y temible que habitaba en los alrededores de Nemea, una ciudad de la antigua Grecia. La criatura tenía una piel impenetrable, lo que hacía que cualquier arma fuera ineficaz contra ella. Además, el león aterrorizaba a los habitantes de la región, devorando ganado y personas por igual.
Como uno de los trabajos que el rey Euristeo impuso a Heracles, se le encomendó la tarea de matar al León de Nemea. Heracles, con su inteligencia y fuerza, ideó un plan audaz. En lugar de usar armas convencionales, estranguló al león con sus propias manos y lo mató. La piel del león, que era impenetrable, se convirtió en uno de los tesoros del héroe.
Y hasta aquí con la nobleza de los monstruos, dejemos algunos para otros artículos.
Gracias por habernos leido, te dejamos algunos spoilers exclusivos como premio 😀
muy cierto el eterno muy desfavorecido. el dragón y el sombra son los regalones…