“Un alcance dramático, de los misterios del mundo feérico”
En un mundo colmado de invenciones complejas, sujetas al paso del tiempo y experiencias fugaces, el poder contar con la posibilidad de expresarnos, nos llena de sentido y propósito en la vida. De todas las formas existentes para retratar nuestro paso por la tierra, el arte dramático es una de las más famosas a nivel mundial. De su estilo único, se han logrado consolidar en la fama grandes personas, como el bardo inmortal, William Shakespeare. Es a raíz de su extensa trayectoria, así como por otras personas de similar oficio, que la obra dramática ha logrado adquirir un aire legendario ante el público. Esta esencia mística que poseen sus obras, se corresponden con una suerte de encanto mágico, que atrae e invita a disfrutar su trabajo.
Si hay una temática o concepto que le gustaba a Shakespeare ocupar en sus obras, esa era las que aludían al mundo de las hadas. Entidades etéreas y fantásticas, dotadas del poder de la naturaleza, capaces de poner de rodillas a cualquier mortal. Desde luego, los seres feéricos pueden mostrarnos su faceta más agradable, donde interactúan de forma divertida con las personas, o son motivo de inspiración para la humanidad. Y es aquí donde nuestra raza faerie entra en escena.
Para ustedes traemos el dia de hoy, una invitación a reflexionar en la veracidad de los sentimientos, con la narrativa de una obra del gran Shakespeare. Una historia que nos lleva de un amor no correspondido y lazos forzados, a un encuentro con el mundo feérico. Afectos y experiencias que a veces, pueden llegar a ser tan breves, como un sueño de una noche de verano.
La historia nos lleva en la ciudad de Atenas, donde la boda de Teseo e Hipólita, se desarrolla en paralelo a una discusión que tiene por motivo un amor prohibido. Hermia, hija de Egeo, fue comprometida a Demetrio, pero ella ama a Lisandro, un poeta de la ciudad. Por otro lado, Demetrio es amado en secreto por Elena, con quien se había distanciado por su compromiso con Hermia.
El duque ateniense Teseo, en favor de las leyes de la ciudad, dictamina que Hermia debe casarse al cabo de cuatro días. Si ella se niega, acabara enclaustrada en un convento, o ejecutada por la ley de Atenas. Después de esta decisión, Hermia en secreto, planea fugarse por la noche a un bosque cercano, al caer la noche.
Los planes de este escape le son revelados a Elena por parte de Hermia. Sin embargo, debido a su desesperada ambición de ganar la correspondencia a sus sentimientos hacia su amado, Elena opta por confesarle a Demetrio los detalles de la huida que planean Hermia y Lisandro. Esto motiva que Demetrio parta en su busca hacia el bosque, con Elena siguiéndole los pasos.
Lo que no saben, es que en aquel bosque se libraba otra discusión de gran calibre, aunque ajena al plano terrenal.
En los bosques cercanos, la reina Mab se nos presenta con un visible incordio hacia Oberón, su consorte. Mientras Mab dedica sus cuidados a un joven humano, en calidad de madre, Oberón exige que se lo entregue a él, para que sea su sirviente. Esto no sentó para nada bien a Mab, quien se disgusta aún más con su esposo ante su insistencia.
Con el fin de desquitarse con su esposa por su negativa, Oberón convoca a su fiel sirviente, Robin Goodfellow, para que le traiga una flor especial, con la que prepara un encantamiento. Con este embrujo, pretende hechizar a Titania, para que se enamore del primero que vea, y se olvide del niño que está cuidando.
Conforme avanza la obra, Elena persigue a Demetrio, a la vez que ambos intentan alcanzar a Hermia y Lisandro. Si bien Elena le expresa sus sentimientos a su amado, éste no le corresponde. Esto deja en una profunda pena a Elena, lo cual es atestiguado por Robin Goodfellow, quien al ver esta triste escena, se decide a ayudarla un poco, para después. Al volver con la flor solicitada, Robin se encuentra con unos hombres que ensayan una obra en el bosque. Debido a la gracia que le causo la pésima interpretación de la misma, decidió encantar a uno de ellos, colocándole una cabeza de asno. De esta forma, hallaría la persona perfecta para que Titania se enamore a raíz del hechizo, y jugarle de paso, una buena broma.
Al caer la noche, la reina Mab se dispone a dormir, mientras recibe pleitesías de sus hadas sirvientas: Flor de Guisante, Grano de Mostaza, Polilla y Telaraña.
Cuando quedo profundamente dormida, Robin aprovechó la instancia para rociarle sobre sus ojos, el jugo de la flor que encontró, para realizar el encantamiento de amor. En tanto, en otra parte del bosque, Lisandro y Hermia, agotados y perdidos, deciden tomar un descanso en un claro, acción que es advertida por Robin desde las sombras. A raíz de una confusión, el faerie cree que es Lisandro quien necesita el jugo de la flor de amor, debido a su contemplación previa de la discusión de Demetrio y Elena.
Al caer dormidos, Robin encanta a Lisandro con el jugo de la flor mágica. Mientras duermen son encontrados por Elena, quien causa que Hermia y Lisandro despierten, y quede este último, perdidamente enamorado de Elena. A raíz de este desconcierto, Hermia queda totalmente desconcertada, y Elena Cree que se trata de una burla que le hacen a ella, a razón de su infortunio amoroso con Demetrio.
Robin queda impactado del error que cometió, por lo que se apresura a encontrar a Demetrio lo antes posible, para corregir las cosas. Al hallarle, le brinda el jugo de la flor mágica, cuando este queda dormido en un claro del bosque. Al despertar, la mala suerte del faerie no podría ser peor, pues Demetrio cae enamorado por Elena también, pero ella creyendo que se trata de una artimaña hecha entre ambos. Además, fruto de esta acción, Hermia se pelea con Elena, por creer que ella quiere arrebatarle a Lisandro.
Mientras tanto, al despertar la Reina Mab a consecuencia del ruido que hizo el hombre con cabeza de burro cerca de ella, se enamora perdidamente de él. Al principio, aquel sujeto quedo desconcertado, pero su confusión cambio por regocijo, al ver la belleza y los buenos tratos que recibía de Mab. La reina de las hadas, ordeno que le fuesen otorgados los mejores tratos posibles, por lo que sus hadas sirvientas se apresuraron a brindarle lo que pidiera.
A raíz de tanto desconcierto, y los múltiples errores de Robin, Oberón ordena a su ayudante que deshaga todo el mal que habían causado su travesuras. Aprovechando sus poderes feéricos, Oberón y Robin lograron atraer a los enamorados, de modo que todo el grupo cayera dormido, y pudiesen anular el hechizo de amor de Lisandro. Por otro lado, Oberón opto por darle una mano a Elena, y la compenso logrando que Demetrio al fin le correspondiese sus sentimientos. El plan era hacer que pensaran que todas las discusiones y desventuras vividas durante la noche, eran fruto de un largo sueño. Y en efecto, así se hizo. Por su parte, Robin deshizo el hechizo sobre Mab, de modo que pudiese volver a la normalidad. La reina, ofuscada por la presencia del hombre transformado, lo echo a punta de amenazas e insultos.
La ilusión del aparente sueño, disipo todas las asperezas entre los amantes. Con el júbilo en sus cuerpos, regresaron a Atenas, y con el beneplácito del duque Teseo e Hipólita, se celebró una boda doble. Para celebración de su unión, se hizo una obra de teatro, basada en una tragedia, que tenía por elenco, a los actores del bosque. Ante su falta de preparación, el público piensa que la obra es una comedia, cosa que les gana la aclamación a los actores.
Legado de la obra
Muchas de las pasiones que involucran a la humanidad, se ven plasmadas en aspectos de diversos tipos, ya sea en favor de la alegría, o la tristeza. Los sentimientos hacen de cada quien, una persona portadora de una pizca divinidad, que puede llegar despertar emociones en quienes nos rodean. A fin de cuentas, el poder experimentar el regocijo en el diario vivir con alguien que comparta esta alegría, hace de nuestra existencia, un sueño hermoso llevándonos a un plano casi feérico. Después de todo, la magia de del existir esta en disfrutar cada instante, en compañía de nuestros seres queridos, que nos acompañan en esta obra de teatro llamada vida.
Texto por Victor Cortez.
Rincón Mitero
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Referencias:
- Corrales, L., Lobo, R. (2021). “Sueño de una Noche de Verano”. Costa Rica: Ministerio de Educación Publica – Programa Erase una vez.
- Dent, R. W. “Imagination in A Midsummer Night’s Dream.” Shakespeare Quarterly, vol. 15, no. 2, 1964, pp. 115–129. JSTOR,
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