"Podremos luchar aquí, y morir. Huyan si quieren, y vivirán. Con el paso de los años, vivirán en sus más íntimos instantes de soledad, la frustración por no haber estado aquí. Haber estado en este lugar, en compañía de sus hermanos y hermanas, para alzarse ante nuestros enemigos, y decirles a viva voz, que pueden robar nuestras casas, tomar nuestras vidas, pero jamas...¡¡¡NUESTRA LIBERTAD!!!"
Con tan poderosas palabras, os damos la bienvenida a un nuevo instante cultural, donde seguiremos aprendiendo la magia y valor que nos ofrece la historia. Pero antes de empezar, te pregunto una cosa…
"¿Que harías tu, por el bienestar de la gente que amas?"
Interrogantes como esta, nos pueden llevar a pensar, sobre el legado que esperamos forjar para la posteridad. Quizás ello no suponga un motivo de reflexión continua en el tiempo, aunque para algunas personas, es tema recurrente, cuando ello se da durante tiempos difíciles. Por ejemplo, la opresión que vivía Escocia en tiempos del rey Eduardo I, eran instantes que requerían el liderazgo de gentes fuertes, tanto de cuerpo, como de mente. Desde aquel ultraje a la corona escocesa, por parte del infame Zanquilargo, los ánimos estaban enardecidos, a tal punto, que las voces para llevar la guerra total contra Inglaterra, eran cada vez más frecuentes de oír.
Guerreras y guerreros, de todas las edades habidas en esta vida, dejamos para ustedes, la continuación de esta historia de conflictos entre reyes, desde la mirada de las gentes de las legendarias Tierras Altas de Escocia.
Escocia en armas
Las incursiones encabezadas por Eduardo el Zanquilargo, en territorio escoces no pasaron para nada inadvertidas. Además de llevar a cabo campañas exitosas, logro asestar golpes cruentos a la moral de las gentes de Escocia. El rey Juan de Balliol, apoyado por el propio rey Eduardo, se había rebelado contra Inglaterra. Por desgracia, y en cuestión de minutos, perdió todo lo logrado, en una desafortunada batalla cerca de Dunbar, a manos de Sir John de Warenne, conde de Surrey. En dicha batalla, muchos nobles escoceses fueron capturados, entre ellos, Andrew de Moray. Posterior a ello, Escocia paso a ser una suerte de nación vasalla de Inglaterra, al menos en apariencia.
Warenne había sido designado administrador interino de Escocia, al servicio de Eduardo I. El monarca ingles tenia a las Tierras Altas del norte en sus manos, pero no bajo control. Esto quedo de manifiesto, cuando las revueltas en suelo escoces empezaron a ser mas frecuentes y violentas, de la mano de Andrew de Moray, quien había logrado escapar de su encierro. Eduardo intento por varios métodos someter a Andrew y sus fuerzas, aunque fracasaron. El conocimiento del terreno, aseguraría el combate para los escoceses, de modo que se enfrascarían múltiples encuentros en base a emboscadas, y guerrillas de creciente magnitud. Podríamos decir que Moray, fue quien reinicio las rencillas en contra de Eduardo, aunque aun carecían de la fuerza para asestar a los ingleses, un golpe considerable.
Ha llegado Wallace
Conforme los conflictos fueron creciendo en frecuencia y magnitud, más nobles se atrevían a rebelarse en contra de Inglaterra. Uno de ellos, fue un hombre de imponente aspecto, cuya presencia inspiraba el valor a su gente, así como el animo para alzarse en armas, contra los ingleses. Ese guerrero, era William Wallace, un experto en la guerra de guerrillas, que había dado muchos problemas a los ingleses, en los poblados ocupados por ellos. Gracias a su experiencia y liderazgo, logro reunir varios hombres, a quienes incito a alzarse en armas, además de enseñarles las artes de la guerra. Un conocimiento, que les daría frutos un 11 de septiembre de 1297, cerca de Stirling.
Para aquel entonces, gran parte del norte de Escocia, estaba en manos de los rebeldes patriotas, encabezados por Moray y Wallace. Esta situación, genero el descontento de Eduardo el Zanquilargo. La única forma de contrarrestar el avance escoces, era someter las tierras fronterizas, con la mayor rapidez, usando una gran cantidad de tropas. Una acción, que seria encabezada por el vencedor de Dunbar, John de Warenne.
La Batalla de Stirling
Debido a que las victorias inglesas eran en su mayoría logradas por despliegues rápidos de caballería, Wallace opto por alejar a sus huestes del campo abierto, ubicándose al otro lado del rio Forth, que estaba conectado por el puente de Stirling. Este puente era crucial en la guerra, pues aseguraba un paso raudo de cualquier ejercito, entre el sur y norte de Escocia. Además, su proximidad al castillo de Stirling, aseguraba un baluarte vital, desde donde cualquier bando podía desplegar sus fuerzas. Eso si, como su ancho no era tan grande, sirvió para los propósitos de Wallace, al forzar a los ingleses a cruzar por ahí. Por otro lado, Moray encabezaría la caballería escocesa, para flanquear a los ingleses por un lateral.
La estratagema de Wallace, dejo fuera de posición al ejercito ingles. Fue un un vuelco a una batalla con un desenlace desfavorable. El estruendo del combate fue de tal magnitud, que gran parte de las tropas inglesas, fueron derribadas con gran ferocidad, por los míticos guerreros que portaban las legendarias mandobles escocesas. Varios ingleses, acabaron en el fondo del rio, ya sea machacados por las espadas escocesas, ahogados por el peso de sus armaduras, o entre las ruinas del propio puente, que no pudo soportar la violencia de la batalla.
Al final, Stirling fue el punto de inflexión que tanto necesitaba Escocia para medirse con Inglaterra en batalla de forma exitosa. Una victoria aplastante, que le vino como una luz de esperanza, al hasta entonces maltrecho ejercito escoces. Pero luchar por la libertad, exige sacrificios. El propio Andrew de Moray, perdió la vida en esta batalla, junto con varios valientes que apostaron todo por vencer a los ingleses ese día. Por su parte, William Wallace fue honrado por la nobleza escocesa, nombrándole Guardian de Escocia.
Palabras al cierre del capitulo
Las continuas escaramuzas entre ingleses y escoceses, continuaron por varios meses más, posterior al triunfo de Stirling. Esto permitio a los escoceses fortificar sus fronteras de mejor forma, para ir asegurando la tierra que se ganaba a los ingleses. El avance de Wallace y sus tropas, parecia casi imparable…pero como sabemos, nada es para siempre.
Las continuas victorias que lograban Wallace, Robert Bruce, y sus camaradas, habían encolerizado a Eduardo el Zanquilargo, quien opto por encargarse del problema de raíz, el mismo. Comandaría a sus huestes, como en sus tiempos de cruzado, ante la creciente euforia que lograban los rebeldes con cada victoria que asestaban. Todo esto, se decidiría en las inmediaciones de las tierras pantanosas de Falkirk.