Danza Macabra
Por Ivo Carvallo
Con su compañero, el oficial esperaba, junto a la casa donde se encontraban, Pensaba en lo que les había contado la profesora que los había contactado— Días habían pasado, donde de Laura nada se oía,
Ninguna clase se perdía, pero de repente, de ella ya no se sabía.
Pensaba cuando alguien por la puerta se asomaba,
“¿Qué quieren?”—ella preguntó cuando la puerta entreabrió— “Vinimos a ver a Laura”—respondía— “de la academia han llamado, Pero no les han contestado”— decía, algo preocupado.
“Mi pequeña está enferma—dijo—pero practica sus bailes sin merma”, Los invitó a pasar, para que aquello pudieran comprobar, “tac-tac-tac”—se oía, alguien bailaba arriba con ritmo marcado, Comentó que el teléfono no había sonado, pues hace días se había dañado.
Esto habría bastado, pero el semblante de esa mujer era extraño, “Algo no está bien”—pensaron—entonces detalles sobre Laura solicitaron, “Si está enferma, ¿por qué baila?”—preguntó su acompañante al sentarse—
Ella comenzó a incomodarse, entonces procedió a expresarse.
Contó que hace días, Laura su entrenamiento comenzaría,
A su pareja quería impresionar— todo el día el “tac-tac-tac” se podía escuchar, Notó que su hija no descansaba, descuidada no le dio importancia,
Sin darle relevancia la dejó en su extravagancia.
Entonces llegó la desesperación, pues detenerse ya no era opción, Sus pies no obedecían, moviéndose por más que le dolían,
Su madre trató de ayudar, y ahí dijo “algo de mí se apoderó”— Algo horrible sucedió; algo que dormir en paz nunca más le permitió.
Tras esto, el compañero del oficial se levantó, y al segundo piso se dirigió, “Algo pasó aquí”— pensaba— nadie bailaría tanto por más que se esforzara, La perilla intentó girar, pero no cedería,
“La madre la encerraría— pensó—; decidió que la puerta derribaría.
“Si el entra se arrepentirá”— dijo al oficial— “revise ahí, entonces entenderá” Señaló una sala cercana, la situación se ponía extraña,
El oficial se levantó de la silla—
Caminó por la alfombrilla, hacia aquella pesadilla.
Entró sin pensar, pero nada lo podía preparar
El cadáver de Laura yacía sobre la cama, verla le sacudió el alma, ¿Entonces quién bailaba?— pensaba, cuando notó que algo ahí estaba faltando— Horrorizado dejó el cuarto espantado.
“¡No la abras!”—gritó—pero su advertencia a tiempo no llegó,
Con un estruendo la puerta cedió, y tras un grito el “tac-tac-tac” desapareció; Arriba vio desmayado a su compañero y algo que su cordura pondría en compromiso, Sin previo aviso, un par de pies cercenados estaban tirados— ahí en el piso.
Tras años lo superó, mas su compañero no se recuperó
Pies danzantes había presenciado— ¿Quién podría haberlo superado? — Muchas veces trató de hablarlo, pero su compañero no cedería, Finalmente aceptaría, solo por medio de un dibujo lo plasmaría.
Con el dibujo entendió, el verdadero horror no era lo que creyó; Influyeron aquellos pies danzantes, pero había algo más espeluznante, Lo que trastornó a su compañero y ahí le heló los cabellos,
Fue ese pavoroso ser aquello, que danzaba ahí— junto a ellos.